sábado, 3 de julio de 2010

La escalvitud del Siglo XXI (II)

Felipe González dice que la reforma laboral es imprescindible pero no crea empleo.

Por Leandro García Lozano

Dice que hay que aprovechar al máximo el momento para cuando se produzca una potencialidad en la creación de empleo. Joder pues en ese momento que se haga la reforma, digo yo. O sea que se hace ahora que no crea empleo ¿para qué? Felipe lo sabe bien, para aligerar plantillas con cargo a las ayudas que el gobierno pueda dar en crisis, o para enmascara esos despidos por la actual crisis, y cuando vengan las vacas gordas estar ya en condiciones de competir sin lastres.

Otras de las perlas que este Sr. dijo, en Merida el feudo del Sr. Rodríguez Ibarra, ante un auditorio socialista atónito, es que el salario se vincule a la productividad y que el empleo continuado, fijo y para toda la vida es indefendible. Quiere esto decir que hay que ligar las retribuciones a la productividad por hora de trabajo y realizar un cambio profundo y radical en la formación del capital humano. Las tesis para salir de la crisis de Felipe González son del todo neoliberales, lejos de las del ya caduco progresismo, sin chaquetas de pana y sin descamisados.


González lanzó un aviso a su partido: El discurso de hace 20 o 25 años, aunque entonces nos sirvió para ganar, ya no nos sirve porque la sociedad no es la de antes, proclamó. Esas antiguas recetas socialistas deben enviarse al limbo. La plana mayor del socialismo extremeño estrán todavía atónitos, supongo. Oír de labios de un líder tan carismático, como fue Felipe González dentro de la izquierda española, decir que al menos las dos terceras partes del salario deben vincularse a la productividad porque no se pueden permitir sueldos iguales para todos y que este factor equitativo premia a los que menos trabajan y castiga al más emprendedor, que termina siendo el tonto de la pandilla, haría que fueran corriendo al otorrino.

Pero él insistió: El problema que tenemos en España es de productividad. Llegó a defender con uñas y dientes al empresario diciendo frases como que son mucho más importantes que el empleo, porque ellos lo generan. También tuvo palabras de alago hacia la construcción como que esa industria en España es muy buena.

Incluso se permitió el lujo de criticar a los sindicatos diciéndoles que el ajuste es inevitable en España porque ya no se puede defender que el empleo sea continuado, fijo y para toda la vida en el mismo sitio.

Quien gobernó este país durante más de catorce años, subrayo que ya no es tan importante la ideología de los gobiernos como su falta de previsión, centrando sus críticas en la reforma laboral, de la que dijo que es: un farro (sic) legislativo que obliga a los pequeños empresarios, que para entenderla hay hacer un máster en economía, que es una fonda inexplicable y un enredo para provocar un nivel de judicialización imposible, que además necesita a unos jueces superespecialistas en economía de la empresa, que no los hay.

También se refirió a las pensiones, pidiendo una urgente y profunda reforma. Si no lo hacemos, nos quedaremos pronto, en 15 años, sin el sistema público de pensiones, porque ahora cada vez somos más los viejos. De esta manera, insistió en prolongar la vida laboral más allá de los 65 años, porque nadie puede decidir por uno si quiere seguir trabajando. Eso debe de ser un derecho -el de trabajar- y no una obligación, agregó ante un aforo cada vez más atónito.

A esto hay que añadir lo que dijo en la SER, que tampoco tiene desperdicio, menos mal que algo sensato sí dijo; la crisis fue Estados Unidos el que la creó.

Y lo que no entiendo es que pidiera combatir la "dualidad" que existe entre el mercado de trabajo temporal y el del sector de la construcción, porque me pregunto yo ¿Quién se inventó eso del trabajo temporal?

Fue él mismo quien en 1988 puso en marcha una importante reforma en el mercado laboral con un abaratando del despido e introduciendo los contratos temporales para los jóvenes trabajadores que, junto con el descontento en su base social por la política económica de un gobierno socialista con continuas reformas en beneficio de la patronal, le costó el 14 de diciembre una huelga general.

También el 27 de enero de 1994 las centrales sindicales convocaron un paro de ocho horas para mostrar su oposición a la reforma laboral aprobada mediante el Real Decreto sobre Fomento de Empleo y Protección por Desempleo; reforma impulsada por el entonces ministro de Trabajo, José Antonio Griñán (hoy 5.º Presidente de la Junta de Andalucía), que incluía, entre otras medidas, el fomento de los contratos con bajo salario para los jóvenes, el aumento de la movilidad geográfica y el recorte de algunas prestaciones por desempleo. El lema era “Hay que pararlos. Te juegas mucho”.

Felipe González no creo que pueda dar lecciones y menos decir ahora lo contrario de lo que hizo en su día. Recordemos que fue su gobierno quien puso en marcha el "plan de empleo juvenil" ideado con el objetivo de que los jóvenes tuvieran un primer empleo y adquirieran experiencia y que originó los contratos "basura", llamados así por su baja remuneración y porque su extinción no daba derecho a prestaciones sociales.

Otras medidas muy controvertidas fueron la legalización de las empresas de trabajo temporal ETT con el objetivo de crear empleo aunque este fuera precario y en peores condiciones; el recorte de las prestaciones por desempleo; y el primer "medicamentazo" cuyo objetivo fue ahorrar fondos públicos eliminando la subvención que recibe la prescripción de ciertos medicamentos por parte de la seguridad social.

Respecto a la medida adoptada por el Ejecutivo central de congelar las pensiones, Felipe González se mostró, "sin ninguna duda", partidario y recordó que España fue el "primer" país que presentó un plan de ajuste en Europa pese a que la oposición diga que "improvisa".

Al ser preguntado si considera que existen motivos suficientes para que se produzca una huelga general, el ex presidente del Gobierno hizo juegos verbales y se mostró partidario de que se produzcan movilizaciones "psicológicas" puesto que, remarcó, las "grandes huelgas" se producen "siempre" en momentos de crecimiento de empleo, de la economía y de los salarios.

"Cuando me hicieron la huelga general nosotros veníamos de una etapa durísima de ajuste industrial y cuando la economía estaba creciendo con mucha fuerza, generando mucho empleo, es cuando se producen unas movilizaciones muy exitosas, de 24 horas de paro", enfatizó. Así, aseguró "no" resignarse ante la "crisis" por lo que pidió "modernizar" los pensamientos ante una realidad global que, señaló, es "totalmente distinta" a la de hace 20 años.

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